Me levanto bastante tarde. Es el último día de las fiestas del Pilar y me propongo coger la cámara de fotos y retratar todo lo que se ponga a mi paso. Para empezar, nada más levantarme fotografío el aspecto de mi dormitorio: muy desordenado. Ropa tirada por el suelo, la cama (logicamente) sin hacer, un vaso medio lleno posado sobre mi mesilla de noche... Todos los objetos van siendo protagonistas. Eso sí, los recojo rapidamente para que mi madre no se enfade.
Llego al cuarto de baño y realizo unas cuantas fotos a unas flores de color rojo muy intenso que se encuentran junto al lavabo. Son nuevas y las encuentro muy inspiradoras, así que las fotografío desde distintos ángulos y jugando con el espejo del baño.
Una vez que me he duchado y me he vestido, mi madre anuncia que la comida ya está lista (ya saben que ne había levantado un pelín tarde). Sentado en la mesa fotografío todos los platos que están presentes. También me fijo en las copas y los cubiertos. De hecho, utilizo una cuchara para deformar las imágenes de la mesa en mi cámara.
Horas después, a media tarde, me sumerjo entre la multitud que abarrota el paseo de la Independencia, justo en el centro de Zaragoza. Música peruana, multitud de pintores se ofrecen a dibujar caricaturas de cualquier persona que lo desee y muchos puestos de pulseras y bolsos pasan por mis ojos y los de mi cámara, uno detrás de otro sin descanso. Pero me llama la atención una novedad, algo que en años anteriores no estaba en esta calle. "La casita del gofre", así se llama. Como el nombre indica es un puesto en el que se venden gofres caseros. El producto estrella es protagonista dentro de mi cámara, pero también fotografío el establecimiento, que es una especie de casita con tejado en el que se posan diferentes pajaros y ardillas. Eso sí, no dejo pasar la oportunidad y pido a una amable señora un gofre con chocolate: delicioso.
Después de pasar la tarde imoetalizando personas y puestos por el centro de la ciudad, vuelvo a casa para cenar. En esta ocasión dejo que la máquina de fotos descanse para el espectáculo final y ceno con mi padres sin molestarles.
Las 23.15 de la noche. Hora de salir de casa para desplazarme a la plaza del Pilar. Los fuegos artificiales comenzarán en apenas 30 minutos. A pesar de darme prisa el espectáculo ya ha comenzado para cuando llego a la plaza, pero de camino he podido tomar algunas instantáneas. Una vez a los pies de la basílica del Pilar, con los fuegos artificiales de fondo, las fotos son realmente bonitas. Al finalizar el evento, me acerco hasta la virgen, defendida por una gran cantidad de flores que fueron depositadas durante la tradicional ofrenda de flores. Por delante, por detrás y con la iglesia de fondo, adopto distintos ángulos para captar las ditintas imagenes de la "Pilarica".
Por fin llego a casa. Realmente estoy muy cansado e imagino que mi cámara fotográfica debe de estar exhausta. Así que la guardo en su funda y le digo: "Buen trabajo".
Gonfleur Sans Fil Vélo
Hace 1 año
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